Como ya se comentó en esta bitácora, el mapa Universalis cosmographia secunda Ptholomaei traditionem et Americii Vespucci aliorumque lustrationes (cosmografía universal siguiendo la tradición de Ptolomeo y los viajes de Américo Vespucio y de otros) figura con letras de oro en la historia de la cartografía debido a varias razones (figura 1).
Su autor, el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller, fue quien en 1507 plasmó por primera vez en un mapa el nombre de «América» para referirse a las tierras recientemente descubiertas por «Américo Vespucio y otros» (según reza el propio título del mapa). La palabra América, posiblemente acuñada por el humanista y poeta Mathias Ringmann, colega de Waldseemüller en el círculo de cosmógrafos reunidos en Saint Dié des Vosgues (Francia) para editar la más ambiciosa actualización de la Geographia de Claudio Ptolomeo emprendida hasta la fecha, fue asignada al continente que ‒según Waldseemüller y Ringmann‒ había sido descubierto por Vespucio. En el tratado de geografía que acompañaba al mapa, el cartógrafo alemán explicaba que para referirse a esta tierra recién descubierta no veía «nada que nos impida llamarla, razonablemente, tierra de Américo, por el nombre de su genial descubridor, o simplemente América».
Figura 1: Universalis Cosmographia (1507). Martin Waldseemüller. Library of Congress (Biblioteca del Congreso de los EE. UU.)
Este error histórico cuyas consecuencias han llegado hasta nuestro días se debe a que, en 1503, Ringmann tuvo acceso en París a la carta titulada Mundus Novus (figura 2), atribuida a Vespucio, en la que el cosmógrafo italiano relata su tercer viaje transatlántico (1501) a las órdenes del rey de Portugal y en la que afirma que las tierras por él exploradas pueden ser llamadas con toda justicia un «nuevo mundo», puesto que no eran conocidas por los antiguos y se extienden como un continente más allá del ecuador, además de estar más densamente pobladas que Europa, Asia o África. En esta carta, Vespucio asegura haber navegado más allá de los 50 grados de latitud sur sin encontrar, lógicamente, el final de la tierra, de ahí su razonable deducción de encontrarse ante un nuevo continente desconocido hasta la fecha.
Figura 2. Escena de canibalismo en una edición impresa de Mundus Novus (1505). Al igual que Colón en su diario de la primera navegación, Vespucio describió prácticas antropófagas entre algunos nativos americanos
La primera aparición de la palabra América asociada al continente del mismo nombre es el principal motivo del renombre actual de la Universalis Cosmographia de Waldseemüller. Sin embargo, y a pesar de la importancia de haberse convertido en lo que se conoce como America’s birth certificate (el certificado de nacimiento de América) por su carácter bautismal, hay otras características del mapa que lo hacen único e incluso inexplicable a la luz de lo que nos enseña la historia «oficial».
La gran novedad e incógnita geográfica de este mapa es la representación, no solo de una masa de «tierra firme» (el continente americano), sino de un vasto océano que separa el nuevo mundo de Asia (figura 3), es decir, el todavía oficialmente desconocido océano Pacífico, no avistado hasta 1513 por Núñez de Balboa desde el istmo de Panamá (seis años después de la publicación del mapa). Pero incluso más sorprendente es el indefinido límite sur de Sudamérica, jalonado por una bandera portuguesa (figura 3) más allá de los 50 grados de latitud sur y que insinúa la existencia de un paso por el sur para llegar a las Indias (el futuro Estrecho de Magallanes). ¿Disponía Waldseemüller de información privilegiada sobre exploraciones secretas portuguesas más allá de lo conocemos según la historia «oficial» o se trataba de una deducción lógica a la vista de sus presuntas navegaciones y de la latitud sur alcanzada?
Figura 3. Detalle del mapa donde aparece el nombre de «América». En el extremo sur se muestra una bandera portuguesa a modo de jalón que parece señalar el final de la tierra firme y el inicio de un paso marítimo hacia otro océano
Aunque los descubrimientos de Colón adquirieron enorme difusión y relevancia en su momento, no hay que olvidar que el Almirante permaneció inamovible en su convicción ‒hasta su muerte‒ de haber llegado a Asia por occidente. Fueron las cartas atribuidas a Vespucio y su expresión gráfica en el mapa de Waldseemüller las que provocaron un nuevo impacto en la Europa renacentista al revelar la aparición de un nuevo mundo, la «cuarta parte» o América, que se sumaba así a Asia, Europa y África, los tres continentes clásicos de la antigüedad. Curiosamente, esa toma de conciencia también desveló la aparición de un gigantesco e inesperado obstáculo para llegar navegando desde Europa hasta las riquezas del extremo oriente. El propósito de franquear esa barrera sólida impulsaría unos años después la primera circunnavegación del mundo ideada por Magallanes.
Marcos Fco. Pavo |
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Jefe del Área del Registro Central de Cartografía Instituto Geográfico Nacional Ministerio de Fomento |